Vida sostenible y slow en el Delta del Ebro.

Situada en una reserva de la biosfera a una hora y media de Barcelona, esta propiedad encarna la visión del arquitecto de un tranquilo refugio familiar en un paisaje agrícola. La finca se extiende por veinte hectáreas y cuenta con 2.500 olivos en un terreno con forma de península bordeado por dos arroyos.

La propiedad incluye dos residencias: una casa principal y una casa de invitados. Cada residencia está ubicada estratégicamente para garantizar la privacidad. Además, ambas casas siguen principios arquitectónicos bioclimáticos, adaptándose al entorno y al clima local para minimizar el consumo de energía y recursos. Además, la finca es autosuficiente, ya que utiliza células fotovoltaicas para la electricidad y paneles solares para calentar el agua.

Dos elegantes paredes de piedra curvada definen la casa principal. La planta baja cuenta con una amplia zona común, un dormitorio y un baño. Además, la suite de la planta superior se abre a una terraza con vistas panorámicas al delta. En el exterior, un hermoso estanque y un comedor de verano realzan el encanto de la propiedad.

La construcción utiliza materiales como tejados de tejas, piedras locales, revoques en tonos ocres, suelos de terracota y carpintería de madera. Estas elecciones reflejan un profundo compromiso con la integración con el entorno natural. En consecuencia, esta cuidadosa selección no solo garantiza la armonía con el medio ambiente, sino que también resalta el atractivo estético y el diseño sostenible de este refugio familiar. En general, la perfecta integración de la naturaleza y la arquitectura es evidente en toda la propiedad.